Son las grandes olvidadas, pero limpiarlas periódicamente y cambiar regularmente sus filtros si son de papel evita que un conato de incendiopueda ir a más y provocar un siniestro de graves consecuencias. Son las campanas extractoras.
Con el paso del tiempo la grasa se va acumulando en su interior. Es fácil que se prenda el aceite de una sartén y, si las llamas alcanzan la campana, la suciedad hará las veces de combustible y facilitará que el fuego adquiera más virulencia. Por tanto, hay que tener cuidado con ellas y, de paso, recordar que jamás hay que intentar apagar una sartén o freidora echando agua, explica en declaraciones a La Tribuna el jefe del parque de Bomberos de Ciudad Real, José Sánchez Villalón, quien añade que son recomendaciones básicas que todos hemos oído pero a las que no siempre se atienden, como no fumar en la cama, no utilizar braseros de carbón, no situar estufas cerca de cortinas o muebles o no dejar velas encendidas.
A estos riesgos hay que añadir los que puedan originar las instalaciones de gas y eléctrica, que deben ser inspeccionadas periódicamente y mantenerse en buen estado para prevenir escapes y cortocircuitos.
Los enchufes suelen ser causa de cortocircuitos, por lo que hay que evitar sobrecargarlos, y hay que tener cuidado con las regletas, mejor si tienen la marca CE. No es aconsejable tampoco dejar cargando equipos electrónicos sobre la cama o el sofá y menos aún intercambiar sus cargadores.
Siguiendo estos consejos, al que podemos añadir el de instalar detectores de humos, es más difícil que se origine un fuego. Pero el peligro sigue estando ahí y si pasa de conato a incendio lo más sensato es no asumir riesgos: salir de la habitación, cerrar la puerta y avisar a los ocupantes que pueda haber en casa para intentar abandonarla sin tardar. «No hay que perder tiempo recopilando objetos de valor, nada es tan preciado como la vida».
Si se puede, bajaremos por la escalera, nunca por el ascensor y, una vez en la calle, llamaremos al 112. Si hay fuego en la escalera lo aconsejable es cerrar la puerta y poner trapos húmedos en las rendijas para que no entre el humo y acercarse a las ventanas para que los equipos de rescate puedan vernos.
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