Si entras en la cocina seguramente recordarás cuando limpiaste por última vez la encimera, la tabla de cortar o los utensilios de cocina. Pero ¿sabrías decir cuándo fue la última vez que limpiaste a fondo la nevera? Probablemente no. Y no eres el único. El frigorífico es uno de los elementos que primero caen en el olvido a la hora de adecentar la cocina y, sin embargo, es uno de los que más gérmenes contiene en su interior.
Al menos así lo certificó en 2010un estudio de la Global Hygiene Council para el que se examinaron muestras de hogares de nueve países diferentes. Durante la investigación, se descubrió que en el 40% de las casas, el interior de las neveras tenían altos niveles de bacterias y moho capaces de afectar a los alimentos conservados.
Los dueños de esos frigoríficos seguramente creían que sus electrodomésticos estaban impecables. Quizás pienses lo mismo, pero que parezca limpio no significa que lo esté. “Los alimentos contienen microorganismos que no vemos, estos se van acumulando y provocan olores, contaminan otros alimentos y pueden llegar a favorecer las intoxicaciones”, explica Lluis Riera, director de la consultora SAIA. Para evitar llegar a ese punto, hoy, Día Mundial de la Nevera Limpia, te explicamos cuáles son los pasos a seguir para desinfectarla como es debido.
1. Desenchufar el frigorífico
El primer paso para hacer una limpieza adecuada es desconectar el aparato de la corriente. De esta manera no solo ahorraremos energía, también podremos trabajar de manera más cómoda sin que el pitido de la puerta nos recuerde que la hemos dejado abierta.
2. Sacar los alimentos
Apagado el frigorífico, el siguiente paso es vaciar la nevera de alimentos. Lo ideal es conservarlos en bolsas isotérmicas o en un lugar fresco para que no se deterioren durante todo el proceso. Antes de empezar a limpiar, debemos asegurarnos de que no hay placas de hielo. Si las hubiese, es recomendable esperar a que se descongelaran.
3. Retirar las piezas desmontables
Las hueveras, los cajones, las bandejas y las otras piezas desmontables pueden lavarse fuera, bien con jabón, bien metiéndolas en el lavaplatos. “Así podremos limpiarlas mejor y evitaremos que queden restos de productos químicos dentro del frigorífico”, explica Riera.
4. Limpiar con agua y jabón
Mientras se secan las partes desmontables, podremos empezar a limpiar con un paño húmedo y jabón neutro. “Sin embargo, esto no acaba con las bacterias”, advierte Riera. Esto primer paso únicamente sirve para eliminar la suciedad superficial por ejemplo, las manchas o las incrustaciones.
5. Desinfectar con vinagre
Para desinfectar y acabar con los microorganismos se necesitan soluciones químicas. Normalmente se suele utilizar vinagre porque debido a su acidez es un desinfectante natural que no deja residuos sintéticos. Si se prefiere, existen también productos específicos para descontaminar el aparato. “Es muy importante no olvidarse de limpiar y desinfectar las gomas de la puerta: es donde se acumulan mayoritariamente hongos”, recuerda Riera.
6. Dejar que se seque
Ya limpio, dejaremos la puerta abierta de la nevera para que se vaya la humedad. Si queremos acelerar el proceso podemos pasarle un papel en seco.
7. La puerta exterior también importa
Aunque no lo parezca, la cara exterior de la nevera es una de las partes que deberíamos limpiar con más frecuencia. Sobre todo las asas de apertura, donde se concentra una mayor contaminación. “Normalmente cuando estamos cocinando y manipulando alimentos es cuando abrimos la puerta de la nevera sin lavarnos las manos previamente”, aclara Riera. Aquí sí se pueden utilizar productos de limpieza estándar, siempre y cuando se trate de materiales no oxidables.
Aunque se recomienda hacer una limpieza a fondo cada tres o cuatro meses, existen también maneras de prevenir tanto la acumulación de microorganismos como el mal olor que estos provocan. Una de ellas es tan sencilla como limpiar al momento el derrame de cualquier producto, ya sea una gota de leche o un poco de mermelada. Otra de las claves es limpiar externamente los recipientes de cristal o tuppers antes de meterlos dentro de la nevera.
¿Y para acabar con los malos olores? Riera desaconseja totalmente el uso de ambientadores químicos si se quiere evitar que los alimentos absorban los olores artificiales. Lo mejor es colocar alimentos muy ácidos o muy neutros, como un limón abierto o una pizca de bicarbonato, para que absorban los olores.
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