Con el inicio del verano el buen tiempo se ha instalado en prácticamente toda España, comenzando la temporada de piscina y los viajes a la playa. Desde hace tiempo, el teléfono móvil se ha convertido en uno de los dispositivos que no pueden faltar en la bolsa para bajar a darse un chapuzón. Sin embargo, el peligro de que caiga accidentalmente al agua es bastante alto.
A pesar de que los fabricantes de teléfonos suelen lanzar dispositivos con resistencia al agua y al polvo, hay que recordar que aun así el primero de estos elementos sigue siendo el gran enemigo de los smartphones. Por lo tanto, lo mejor que se puede hacer es mantener el móvil lejos del agua, aunque en ocasiones puede resultar complicado.
Por ejemplo, no es rara la situación en la que una persona se mete en el agua sin darse cuenta de que aún guarda su móvil en el bolsillo. Si por el motivo que sea el smartphone termina en las profundidades de la piscina, no hay que entrar en pánico, ya que siempre se pueden realizar una serie de acciones para tratar de recuperarlo para que vuelva a funcionar.
Cuando un móvil se cae a la piscina o a la bañera, hay que tener en cuenta que cuanto antes se saque del agua mejor, ya que cuanto más tiempo pase sumergido, el agua penetrará más en el dispositivo. Por lo tanto, las consecuencias pueden ser peores.
El botón de apagado en el Realme 8 Pro.Beatriz DonloOmicrono
Una de las primeras reacciones que se tiene cuando se cae el móvil al agua es intentar encenderlo. Sin embargo, esto último es algo que nunca se debe hacer, y el motivo es sencillo: se pueden provocar cortocircuitos que hagan que repararlo sea aún más complicado.
Del mismo modo, en el caso de que el teléfono móvil se haya caído al agua encendido, es importante apagarlo rápidamente para evitar cortocircuitos. Para ello se deben utilizar los botones dedicados. Tampoco hay que ponerlo a cargar, ya que con ello se puede hasta estropear el propio cable de carga.
Una vez que ya han pasado varios días en proceso de secado, es cuando debes probar a encenderlo para comprobar si el smartphone todavía funciona. Si lo ha hecho, se puede volver a utilizar con normalidad. Eso sí, en el caso de detectar algún cortocircuito o ruidos extraños, es importante apagarlo rápidamente y llevarlo al servicio técnico, sin embargo, es importante destacar que en ese caso la garantía no cubrirá el daño por agua.
Una vez que se tiene el teléfono móvil fuera del agua y apagado, el siguiente paso para intentar que el daño sea el menos posible, y tratar de conseguir que siga funcionando, es extraer todos los componentes que se puedan.
Ranura Dual SIM en un móvil. Omicrono
Por ejemplo, si se puede se debe retirar la carcasa, la batería - aunque actualmente existen pocos modelos que lleven una extraíble -, y la bandeja para la tarjeta SIM y la microSD. Cada uno de estos componentes se secará mejor por separado, siempre mediante toallas y no con un secador de pelo.
Además, cuando se retiran todos los componentes también se está facilitando que el agua salga del terminal. Por lo tanto, realizar esta acción es más importante de lo que pueda parecer.
Llegados a este punto comienza una de las fases más importantes: hay que secarlo. Antes de ello hay que tener en cuenta una cosa importante, no se debe utilizar calor, como un secador de pelo o colocar el dispositivo al sol.
Para secar el móvil se debe emplear una toalla y papel absorbente, tanto en los laterales como en la pantalla y en su zona posterior. En el caso de los puertos y demás orificios, se puede soplar suavemente y con cuidado hasta conseguir retirar las gotas de agua que pueda haber dentro.
Una buena idea para tratar de recuperar el teléfono móvil es introducirlo en una serie de elementos. El arroz es quizá el más conocido, funciona, pero no es el más eficaz. Simplemente hay que poner el smartphone en arroz durante al menos 48 horas, ya que con ello se absorbe el resto de líquido que quede dentro del terminal.
Meter el móvil en arroz ayuda a absorber el agua. Pixabay
Sin embargo, también se puede sumergir el móvil en arena de gato, copos de avena o en un bol con bolsas de sílice, las clásicas bolsitas que acompañan a varios productos para evitar la humedad. Hay que tener en cuenta que, independientemente del método que se utilice, el teléfono tendrá que permanecer en dicha sustancia durante dos días.
Otra opción que se puede utilizar es un deshumificador como apoyo para intentar extraer la humedad del móvil. Pasadas las 48 horas, llega el momento de comprobar si aún queda líquido en el smartphone, sobre todo en las aperturas.
En cualquier caso, en verano lo mejor es usar el teléfono móvil en el agua con las protecciones adecuadas. Existen fundas que evitan que al móvil le entre agua. Y es que aunque la gran mayoría de ellos (especialmente los gamas alta) están certificados a ser sumergidos en agua dulce, cualquier golpe que hayan recibido pueden haberle hecho perder su capacidad aislante y el agua puede llegar a filtrarse dentro del teléfono.
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