El quebradero de cabeza de la limpieza en el hogar lo resolvió Hubert Cecil Booth en 1901 con el invento del primer aspirador con motor de succión. Hasta entonces era más fácil soplar para mover de sitio la suciedad o, simplemente, esconderla debajo de la alfombra, pero gracias al ingeniero británico, la limpieza pasó a ser algo divertido y no exento de prestigio. Gracias a su invento, no hay hogar que en la actualidad no cuente con uno para limpiar suelos y alfombras, aunque el desarrollo tecnológico los haya dotado de tal autonomía que son auténticos robots que no necesitan la mano del hombre.
Hubert Cecil Booth nació en Gloucester (Inglaterra) tal día como hoy de hace 147 años, el 4 de julio de 1871. Su padre, Abraham Booth, era un comerciante que tuvo que ver con el desarrollo de las líneas telefónicas transatlánticas, y tenía cinco hermanos. Fue un buen estudiante que a los 18 años escogió la rama de ingeniería para su formación al ingresar en el Colegio Técnico Central de Londres, más conocido después como City & Guilds Engineering College, tras superar un exigente examen de ingreso. Allí completó un curso de tres años en ingeniería civil e ingeniería mecánica destacando entre los mejores alumnos de la promoción.
Más informaciónEl rey de las aspiradoras tiene más tierras que Isabel IIEn diciembre de 1892 Hubert ingresó en la empresa Maudslay Sons & Field como ingeniero civil, diseñando puentes y norias para parques de atracciones en Londres, París y Viena, al mismo tiempo que trabajó en el diseño de motores para acorazados de la Royal Navy británica y hasta de una fábrica de acero en Bélgica.
Pero Hubert Cecil Booth es conocido por presentar en sociedad uno de los primeros aspiradores con motor. Antes de que él lograra su versión del aspirador, las máquinas de limpieza de la época soplaban o, simplemente, cepillaban la suciedad. En 1901, un hecho cambiaría para siempre esta situación y nos legaría uno de los elementos de limpieza más útiles: Booth asistió a una demostración de una máquina americana en el Empire Music Hall de Londres. Según la descripción de Booth el dispositivo estaba destinado a la limpieza de vagones de ferrocarril y consistía en una bomba de aire que expulsaba el aire y soplaba el polvo, pero no lo eliminaba, sino que lo dispersaba.
Esto no satisfizo al joven ingeniero, que pensó que debería existir una mejor solución, tan sencilla pero a la vez tan compleja como hacer lo contrario, succionar en lugar de soplar. Booth creía que si se colocaba un filtro antes de la bomba y se pudiera retener el polvo en un receptáculo se invertiría el proceso y se podría construir una máquina que realizaría un trabajo mucho más eficiente. Así que decidió probar un experimento: colocó un pañuelo en el asiento de una silla en un restaurante, situó los labios sobre el pañuelo y succionó el aire hasta quedarse casi sin respiración. Cuando vio que se había acumulado mucho polvo en el pañuelo supo que su idea era factible.
Hubert Cecil Booth construyó una máquina propulsada por un motor de combustión interna. Utilizó una bomba de pistón para aspirar aire a través de tuberías flexibles y un filtro hecho de tela. Era una máquina grande y tenía que ser arrastrada por caballos, a la vez que se mantenía fuera del edificio mientras se limpiaba y las tuberías sobresalían a través de las ventanas para poder entrar a las habitaciones.
Más informaciónEl embrión de los robots personales del futuro puede ser una aspiradoraLa gente lo llamó ‘Puffing Billy’ y él mismo hacía demostraciones de su invento por las casas. Su siguiente aspiradora fue de energía eléctrica, pero aún era grande para entrar a los edificios. En las siguientes décadas, Booth fundó British Vacuum Cleaner Company (BVCC), que ofrecía servicios de limpieza y cuyo presidente y director general era él. Tenían furgonetas de color rojo brillante que contenían las aspiradoras (un término en realidad utilizado por primera vez por la empresa que comercializaba las máquinas de Booth) y utilizadas por operadores uniformados.
Pero el invento también recibió críticas, sobre todo por el ruido, motivo por el que le acabarían multando. Sin embargo, al obtener el sello real de aprobación de su utilidad, la aspiradora motorizada de Booth se usó para limpiar las alfombras de la Abadía de Westminster antes de la coronación de Eduardo VII en 1901. Asimismo, el dispositivo fue utilizado por la Royal Navy para mejorar el nivel de saneamiento en los barracones navales y en teatros y tiendas, si bien él era demasiado grande para ser usado como un electrodoméstico.
En una ocasión, al limpiar la casa de moneda real, Booth fue arrestado porque su máquina había recogido una gran cantidad de polvo de plata de las monedas y había olvidado vaciarlo, aunque fue puesto en libertad rápidamente.
Hubert Cecil Booth recibió sus primeras patentes el 18 de febrero y el 30 de agosto de 1901, respectivamente. Fundó la empresa Goblin para vender servicios de limpieza por aspiración y refinó su invención con el paso de los años. Sin embargo, en el mercado doméstico de aspiradoras, Goblin perdió frente a la competencia de Hoover, pero la empresa de Booth se centró con éxito en el mercado industrial, construyendo modelos cada vez más grandes para fábricas y almacenes. Por ese motivo, “hoover” es sinónimo en inglés de “pasar la aspiradora”, aunque el invento es de Booth.
Más informaciónRoomba, la aspiradora que te espíaCecil Booth continuó realizando trabajos de ingeniería hasta 1940 con un gran currículum de diseño de estructuras de acero. Entre 1914 y 1918 consiguió instalar muchas plantas de limpieza por aspiración en fábricas de productos peligrosos, y durante una epidemia en Reino Unido se dedicó a la limpieza del Palacio de Cristal en Sydenham para el Almirantazgo.
Después de la Primera Guerra Mundial construyó puentes colgantes en Birmania, India y Sudáfrica, así como numerosos puentes para compañías ferroviarias en Reino Unido. La esposa de Booth era una de las hijas de Francis Tring Pearce, director del Priday, Metford and Company Limited. Murió el 14 de enero de 1955, en Croydon (Inglaterra), pero su invento se convirtió en el mejor legado para la higiene y la limpieza doméstica. Un siglo después, los modernos aspiradores actuales siguen basados en los principios inventados y utilizados por Booth.
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