La impresora que tienes en un despacho puede llegar a ser menos inocente de lo que pensabas. Algunos expertos ya han demostrado que incluso pueden convertirse una herramienta esteganográfica, el nombre con el que se conoce en seguridad informática al arte de ocultar información a ojos de terceros.
Hace unos años, la Electronic Frontier Foundation, una organización que defiende las libertades civiles en internet, denunció que algunas impresoras láser incluían un código cuando imprimían un documento que podía contemplarse con una determinada luz y un microscopio. Los servicios secretos estadounidenses habían llegado a un acuerdo con los fabricantes para identificar falsificadores con ese código oculto, como después tuvieron que reconocer.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Utah han demostrado ahora que una impresora de inyección de tinta convencional, como la que tienes encima de tu escritorio, puede utilizarse para imprimir imágenes ocultas invisibles para el ojo humano.
Los expertos han utilizado una tinta de plata y carbón para imprimir una imagen formada por pequeñas barras de un milímetro de largo y unos cientos de micras de ancho.Variando la proporción de plata y carbón, cambia también la conductividad de cada barra. Sin embargo, el ojo humano no es capaz de percibir esa modificación. Gracias a la inocua radiación de terahercios, que se sitúa en el espectro electromagnético entre los infrarrojos y las microondas y es capaz de atravesar objetos opacos, puede desvelarse la información codificada en la conductividad.
En concreto, en el estudio publicado en la revista de laÓptica estadounidense, estos investigadores demostraron su nuevo método ocultando códigos QR en una imagen. A simple vista, parecían simplemente una matriz de líneas idénticas, pero, gracias a la radiación de terahercios, se descubría el código QR. Con este método, incluso han llegado a camuflar códigos QR a color.
“Nuestro método fácil de usar puede imprimir patrones complejos de barras variando la conductividad”, ha explicado Ajay Nahata, uno de los autores del estudio. “Una ventaja añadida a nuestra técnica es que puede realizarse de forma muy barata”, ha asegurado el investigador.
Aunque los investigadores de la Universidad de Utah han realizado esta prueba usando códigos QR relativamente simples y pequeños, creen que la técnica podría ser utilizada para ocultar información en imágenes más detalladas y complejas.
En la I Guerra Mundial, los alemanes ya habían utilizado zumo de limón en sus cartas como tinta invisible para huir de la censura. Ahora, los investigadores de la Universidad de Utah han demostrado que hay formas bastante más sofisticadas para ocultar información, aunque tampoco hay que rascarse demasiado el bolsillo para utilizarlas.
También planean desarrollar tintas que deban ser calentadas o expuestas a la luz en una determinada longitud de onda para desvelar la información. ¿Se convertirán las tintas invisibles para las impresoras en una nueva forma de ocultar información confidencial? Probablemente nunca lo sepamos.
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