CARMEN BARREIRO
Cuentan que la primera máquina expendedora la inventó Herón de Alejandría en el siglo I después de Cristo. Al parecer, el rudimentario dispositivo ideado por el ingeniero y matemático heleno se empleaba para dispensar agua bendita en la entrada de los templos. Curiosidades históricas al margen, fue la llegada de la electricidad la que marcó un antes y un después en el desarrollo de un negocio que solo en nuestro país mueve más de 2.300 millones de euros al año. El 'vending' va más allá de las máquinas de refrescos, alimentación o café instaladas en oficinas, salas de espera de hospitales o zonas comunes de aeropuertos y estaciones de autobuses. «El sector ha evolucionado muchísimo en los últimos años. No solo desde el punto de vista de los productos ofertados, sino también en los métodos de pago y en el propio diseño de las máquinas y los espacios donde se instalan», explica Yolanda Carabante, gerente de la Asociación Nacional Española de Distribuidores Automáticos (ANEDA).
Hoy en día, los dispositivos ofertan todo tipo de productos. Desde el clásico refresco hasta juguetes sexuales, libros, flores, pijamas e incluso turismos de alta gama. Sí, vehículos también. «Las empresas del sector tenemos que avanzar de la mano de la sociedad y adaptar nuestra oferta a las tendencias y necesidades del mercado. La propuesta de las máquinas de bebidas y alimentación ha sido bastante limitada durante muchos años. Café, refrescos, chocolatinas, patatas fritas, bolsas de frutos secos... Ahora, sin embargo, la mayoría de los distribuidores ya ofrecemos bandejas de productos saludables como ensaladas variadas, yogures o fruta fresca», explica Luis Tomás Díez, director comercial de la empresa Iparvending Group, una de las primeras en instalar una máquina expendedora en nuestro país.
Máquinas temáticas y productos sin gluten
Pese a que la oferta de productos de alimentación y bebidas es similar en muchos dispositivos, cada vez son más las empresas que reclaman un servicio personalizado «tanto de los productos como del propio espacio en el que se instalan las máquinas», añaden en Tareca Vending. Hasta no hace tanto resultaba prácticamente imposible encontrar productos aptos para celiacos o incluso para personas con determinadas intolerancias alimentarias. «En este sentido, el avance ha sido muy importante. Algunas empresas incluso nos piden productos frescos fuera de máquina como cestas de frutas de temporada para que los empleados tengan la opción de alimentarse de una forma más saludable. Toda la oferta es personalizable», especifica Luis Tomás Díez.
No obstante, el vending es mucho más que las clásicas máquinas de chocolatinas y café. De hecho, es un sistema de venta al que recurren cada vez más negocios para colocar sus productos en el mercado sin límite horario. Existen máquinas de todo tipo; desde expendedoras de artículos de parafarmacia, a otras temáticas de juguetes sexuales, libros, flores o especializadas en productos japoneses. «Dan servicio en cualquier momento y a cualquier hora. Es su gran ventaja», convienen los expertos.
EL VENDING EN DATOS
Del dinero en efectivo a la tarjeta de crédito y los monederos virtuales
Uno de los mayores avances experimentados por el sector de la distribución automática en cuanto a la tecnologías de los dispositivos es el método de pago. Se ha pasado de no poder tomarte un café o comprar la bolsa de frutos secos que te apetecía por no llevar monedas sueltas en la cartera a pagar directamente con una tarjeta de crédito sin contacto o incluso con un monedero virtual que el cliente recarga con la cantidad que le interesa. «Con todo, el pago en efectivo todavía es la opción más utilizada a la hora de pagar en una máquina expendedora», según confirma la gerente de ANEDA. Otro aspecto que tampoco ha cambiado demasiado en los últimos años es el perfil del consumidor. «Se trata de un hombre, ,enor de 35 años que estudia o trabaja fuera de casa a jornada continua y que elige la máquina de vending por comodidad, disponibilidad e inmediatez».
El hecho de poder consumir lo que uno quiere cuando uno quiere es uno de los puntos fuertes de este sistema de venta, muy implantado en países como Japón, donde hay 45 máquinas por cada 1.000 habitantes.
«Es un sector donde la tecnología está muy presente. Hay que entregar el producto elegido en el menor tiempo posible, sin obstrucciones y en las mejores condiciones», recuerdan en Tareca. Tanto es así que un estudio realizado por el Departamento de Ingeniería Informática de la Universidad Politécnica de Marche (Italia) concluye que si pasan más de 80 segundos desde que la persona decide la compra hasta que recoge el producto, se pierde ese cliente para futuras adquisiciones.
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Las máquinas más curiosas
La máquina de vending más grande del mundo está en Singapur, ocupa un edificio entero de quince pisos y vende coches deportivos de gama alta (Bently, Ferrari, Lamborgini, Porsche...) Los interesados eligen el modelo a través de una aplicación, pagan y un sistema de elevadores le baja el vehículo hasta la calle para que el cliente se lo pueda llevar.
Mucho más de andar por casa es el 'Cachopomatic', una máquina expendedora de chachopos que un carnicero asturiano ha instalado en su comercio de Oviedo. O la de vírgenes y santos que en su día se colocó en el aparcamiento de la ciudad jienense de Linares y que tiene el honor de ser el primer dispensador automático de artículos religiosos de España. Entre las más curiosas destacan las de ropa interior usada instaladas en varias ciudades de Japón o la de productos relacionados con la marihuana de Seattle (EEUU). También las hay de langostas, prescado, pijamas, lingotes de oro o productos de Apple.
Los productos más consumidos
Refrescos a 5 pesetas para saciar la sed de los trabajadres en Eibar
Las expendedoras llegaron a España hace algo más de medio siglo. Uno de los primeros en apostar por esta nueva tecnología fue el empresario vizcaíno José Miguel Lanzagorta, que enseguida vio el potencial de unas máquinas que hasta la fecha solo se habían visto en las películas norteamericanas. Por aquel entonces, «los trabajadores todavía acudían a sus puestos con un botijo de agua para calmar la sed durante su jornada laboral». Lanzagorta colocó las primeras máquinas en varias empresas de la localidad guipuzcoana de Eibar –concretamente, en la fábrica Bicicletas Orbea, en la Escuela de Armería y en Rodamientos R.S.A– el 17 de octubre de 1967, justo el día que nació su hijo José Miguel, actual director general de Iparvending Group.
«Su funcionamiento no tiene nada que ver con las modernas máquinas de distribución automática que se colocan hoy en día en oficinas, universidades o estaciones de transporte. Los trabajadores tenían que introducir 5 pesetas y después accionaban una palanca para conseguir su bebida fría. En la fábrica Orbea se llegaba a parar la producción para que los empleados pudiesen beber Coca-cola y Fanta», recuerda el directivo. En la década de los 70 se produjo otro de los hitos que revolucionaron el sector del 'vending': la entrada en el mercado de las máquinas de bebidas calientes. «En ese instante todo cambió y las empresas empezaron a demandar nuevos productos como el café o el consomé», explica José Miguel Lanzagorta.
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