No soy la única a la que le pirra hacerlo, tengo varias amigas que disfrutan tanto como yo dejando secar su pelo al aire. Es un momento que transmite un buen número de sensaciones a mi subconsciente, la mayoría asociadas al bienestar y la libertad. No tengo nada en contra de las herramientas de calor, al contrario, me dan la vida en muchas ocasiones. Pero siempre he tenido la sensación de que dejar de usarlas de vez en cuando es un respiro a todos los niveles, incluida la salud capilar. De hecho, es lo que siempre nos han dicho los expertos en cuanto a someter al cabello a altas temperaturas. Aunque anticipando un buen protector térmico y con una herramienta de calor de garantías, el cabello no sufre.
Hoy, después de hablar con el doctor Javier Pedraz, director médico de Insparya Madrid, tengo la sensación de que ni los buenos (secado al aire) son tan buenos, ni los malos (las herramientas de calor) fueron alguna vez de tal calaña. "No se suele aconsejar que el cabello esté mucho tiempo mojado, ya que cuando está mojado es más débil y más sensible, con más posibilidades de producir daños en la cutícula, que es la parte externa del tallo del pelo, y puede provocar alteraciones", comenta el experto. Lo mismo ocurre con el cuero cabelludo, dejar que permanezca mucho tiempo húmedo perjudica la salud capilar.
Por lo tanto, una exposición prolongada a la humedad conlleva una alta probabilidad de daño al cabello puesto que la fibra se hincha y debilita. Se vuelve más quebradizo debida a la presión de la humedad sobre las delicadas proteínas que lo componen. Además, la temperatura de desnaturalización del cabello cae cuando el pelo está mojado haciendo que pierda su estructura original.
Cuando estamos en casa, la toalla pierde la distinción que tiene en el salón de belleza. Según los expertos, cuanto mayor porcentaje de algodón contenga, mejor trato le dará al cabello. Así que lo primero de lo que debes ocuparte es de tener las mejores herramientas a mano. Cuando hablamos de su pérdida de glamour, nos referimos al movimiento que ejercemos con ella. Sacudimos el pelo, lo frotamos, envolvemos la melena y la retorcemos... Se nos olvida que nuestra estilista de confianza nunca hace eso, simplemente aprieta ligeramente para absorber el exceso de agua. Es decir, mediante un movimiento de constricción suave que evite quebrar el pelo en un momento tan frágil.
Después, debes peinarlo con suavidad. Si te resulta complicado, acude a un desenredante y hazlo por mechones para facilitar el trabajo. Si te inclinas por dejarlo secar al aire debes saber que "no es tan dañino como hacerlo en invierno, ya que estaríamos más tiempo con el pelo mojado", comenta el doctor Javier Pedraz. Si vas a usar una herramienta de calor, lo mejor es aplicar un protector térmico para ayudar a recuperar la fibra capilar ya que aportan hidratación además de protección. Si finalmente te decides por el secador, no hagas movimientos exagerados como sacudir la cabeza de arriba a abajo o frotes con las manos de manera exagerada para evitar la rotura. Recuerda que aunque hayas eliminado parte del exceso de humedad sigue estando mojado y, por lo tanto, frágil.
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