«Todo está más caro y se gasta más, pero el sueldo es el mismo»
m. sío dopeso
«A canto se supón que teño que cobrar un café para compensar as subidas todas que estamos tendo?». La pregunta la formula Fernando Rial desde detrás de la barra del Galeón Vikingo, en Catoira. Él se resiste a subir los precios de las consumiciones. «Se lle subo o que lle tería que subir, quedo sen clientes. A xente está a pasalo mal», comenta. En su caso, explica, la factura de la luz ha crecido de forma considerable, y eso que ha estado cerrado varios días y que el horario de trabajo es reducido.
m. sío dopeso «Todo está más caro y se gasta más, pero el sueldo es el mismo»
«Cando volva a normalidade vaise notar aínda máis», señala, aunque reconoce que «as lámpadas son o que menos consume. O que tiran son as neveiras, a cafeteira, o lavalouza... Cousas das que non podes prescindir, porque as bebidas non llas podes servir quentes aos clientes». Ese es un argumento inapelable, en el que coinciden todos los establecimientos consultados: hay una larga lista de máquinas que tienen que estar encendidas, incluso aunque el local esté con la puerta cerrada al público.
La luz es el último golpe que acusa la cuenta de los negocios hosteleros. Porque estos establecimientos, que llevan dos años sujetos a una normativa cambiante, a limitaciones horarias y de aforos, han tenido que hacer frente a la subida generalizada de precios en la que está inmerso el país. «Ha subido mucho la luz, pero es que ha subido mucho todo», comenta José Muelle. «¿De dónde lo sacamos? Nos quedamos sin margen», señala este empresario. Desde el Pé de Cuba, Diego Nogueira sostiene el mismo argumento. «Yo subí hace meses el café diez céntimos. Pero no lo hice por la luz, lo hice porque el kilo de café me había subido dos euros», señala este empresario. También retocó algunos otros precios, sobre todo de los menús, porque «por ejemplo, el aceite de girasol para las freidoras subió un 60 %», se lamenta. Y así todo.
Auguran los hosteleros consultados por La Voz de Galicia que en los próximos meses se va a producir una cascada de cierres de locales. Muchos están muy debilitados tras dos años duros, extremadamente duros, en los que han tenido que inventarse y reinventarse, y donde se han visto privados de la posibilidad de «trabajar con un margen de previsión, porque lo que hoy te cuesta una cantidad, mañana te cuesta otra distinta». «Va a haber mucha gente que no aguante mucho más; los negocios están muy tocados».
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