"Sin un café no soy persona" es la frase estrella en septiembre, con la vuelta del trabajo y los madrugones. Sin embargo, ese sorbo de café mañanero puede pasar ahora a vaciar bolsillos. Su precio se ha disparado de forma histórica, un 43% desde inicios del 2021, según 'Bloomberg'. ¿Cómo de caro saldrá ahora ir a una cafetería o tomar la primera taza de café del día?
El café se ha encarecido por un gran cúmulo de factores. Pero el primero se debe buscar, como casi todo en estos últimos años, en la pandemia de Covid-19. Durante el 2020, sobre todo en el periodo de confinamiento, cambiaron drásticamente los hábitos de consumo de la población porque no se podía ir al bar a buscar el café.
Los españoles empezaron a comprar mucho más en supermercados, tal y como explica Carlos Mera, jefe de investigación de mercados agrícolas de Rabobank, un banco cooperativo muy ligado a la industria agraria: "Hubo una transición de lo que fue consumo fuera del hogar hacia un aumento del consumo del hogar".
Fueron muchos los que trataron de recrear de la manera más fiel posible, el café de cafetería: "Se han vendido muchas máquinas de café, cápsulas y café de grano entero de calidad, porque muchos compraron incluso molinos".De hecho, la demanda de café solo bajó un 2%, por lo que "teniendo en cuenta la severidad de la pandemia, no ha ido mal", dice Mera.
Y eso es algo que no se ha borrado con la "nueva normalidad". Aunque ya se puede consumir café en bares, los españoles no han dejado de consumirlo en casa, por lo que ahora "hay una mayor demanda",explica Alvaro Goicoechea, director Fairtrade Ibérica.
Los mayores productores de café del mundo son Brasil, Vietnam y Colombia, por lo que la producción depende mucho de estos países, sobre todo del primero. "Si en Brasil hay un superávit de producción, hay un superávit de oferta a nivel mundial", explica Mera. Pero este año, la cosecha en el país ha sido especialmente pequeña por una sequía, agravada en julio, cuando más vulnerables son los cultivos de café, por una fortísima helada. "Eso hizo que, entre el 19 y el 26 de julio el café subiera un 35% de golpe", una subida histórica, explica Mera.
A esto se suma que Colombia tampoco ha tenido buenas cosechas. También se ha visto afectado la sequía pero, además, la situación se ha agravado por la inestabilidad política del país debido a las protestas contra el Gobierno y a los problemas de suministro por el coronavirus.
La otra pata de esta banqueta es Vietnam, que no ha tenido problemas con la cosecha, pero sí con el transporte: "El café se exporta exclusivamente en contenedores y su precio ha subido mucho en el sudeste asiático, por lo que el coste de transportar café de Vietnam a Europa ha subido más de 10 vecesy esto ha causado pánico en el mercado" porque hay pocos contenedores, los que hay son más caros y no se sabe cuando acabará la situación, explica Mera.
A todo esto se le suman los problemas que aún se arrastran de la pandemia: "Hay problemas logísticos debido a una gran acumulación de envíos pendientes", cuenta Goicoechea. Un retraso que se agravó aún más cuando el "Evergreen" dejó bloqueado el canal de Suez por más de una semana frenando casi completamente gran parte del comercio a nivel mundial.
Con todo este cúmulo de factores, el café es ya un 43% más caro que a principios de año, algo que, al final, se traslada al consumidor. Los españoles lo notaremos sobre todo, según Mera, en el supermercado, "en esos paquetes de café de un kilo, de marcas muy comerciales que no hacen productos de especialidad con mucha calidad, en el café cotidiano el costo de los granos de café será relativamente alto."
Pero aún podemos tardar unas semanas en notarlo: "El mercado de café funciona con contratos de compra a medio plazo, normalmente de tres a seis meses. Los problemas actuales, posiblemente, no afectaran el precio ni la oferta de café hasta finales de 2021. Pero cuando los contratos actuales venzan, podría haber un aumento en los precios", explica el Presidente de Fairtrade Ibérica.
Es decir, será un proceso que se irá notando poco a poco en los precios del supermercado desde este septiembre hasta final de año: "Los tostadores lo primero que hacen es cancelar las ofertas y después es posible que incrementen el precio", asegura Mera.
Seguramente no se note en el café de especialidad ni el de comercio justo porque, como explica Goicoechea, ese café ya tiene un "precio mínimo que asegura que las pequeñas cooperativas agrícolas cubren los costes y les protege de la volatilidad del precio global. Por eso, al comprarlo, el consumidor se asegura de que ha pagado un precio justo y que va a generar ingresos que se utilizan de forma democrática y sostenible".
Tampoco se notará bares "porque el precio del café en una cafetería es quizás el 4% o 5% del precio final". Por lo que, aunque ese café que siempre se toma en casa antes de salir a trabajar será más caro, se podrá seguir tomando sin miedo en el bar.
Eso sí, "a largo plazo deberemos acostumbrados a pagar más por un café dado que por primera vez desde hace muchos años la demanda de grano de café supera a la producción", asegura Goicoechea
Sin embargo, ninguno de los expertos consultados por este medio creen que los españoles dejen de comprar café. Un español, consume de media 4,5 kilos de café al año, "más molido y tostado que soluble" y con la particularidad de que "el 50% del consumo es en el hogar y el otro fuera de él", explica Goicoechea. Es un consumidor fiel, que casi necesita el café, por lo que. Carlos Mera ve "muy difícil" que, por mucho que suba el precio, los españoles dejen de comprar café.
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