Algunos de los inventos tecnológicos que se han convertido en un imprescindible en nuestras vidas, en un inicio se crearon para un fin completamente distinto al que se le ha dado con el paso del tiempo. A veces, ideas fallidas lograron hallar una aplicación útil para la humanidad.
Hoy hablaremos de varios de estos productos que acabaron teniendo un uso distinto al de su idea original:
Aunque actualmente este electrodoméstico se ha convertido en un imprescindible en muchas de nuestras cocinas, en un principio se inventó para luchar contra los aviones de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
En 1946, el ingeniero Percy Spencer y su equipo estaban desarrollando en un dispositivo que transforma la energía eléctrica en electromagnética (el magnetrón) para alterar los radares de los aviones alemanes. Durante sus experimentos, Spencer se percató de que las microondas del aparato habían calentado una tableta de chocolate que llevaba en el bolsillo.
Ante este descubrimiento, al ingeniero se le ocurrió meter su magnetrón en una caja metálica para contener las microondas y, en 1947, Raytheon Corporation puso a la venta el primer horno de microondas.
En su origen, el marcapasos era una grabadora de sonidos. En 1956, Wilson Greatbatch, un inventor estadounidense que llegó a acumular más de 300 patentes, estaba trabajando en un grabador de audio para grabar los sonidos del corazón.
Mientras lo fabricaba, colocó mal una resistencia, y eso supuso que, en vez de grabar sonidos, su invento generase un pulso que se coordinaba con los latidos del corazón. Este error dio lugar a que Greatbatch se percatase de que, aunque su invente no servía para grabar el sonido, sí que podía controlar el ritmo de un corazón enfermo.
En 1958, presentó su invento al cirujano William Chardack que, tras probarlo en perros, implantó el primer marcapasos a un humano en 1960.
La idea original de sus creadores Al Fielding y Marc Chavannes en 1957 era crear un papel de pared con volumen. Sin embargo, nadie quería utilizarlo para forrar sus casas. Dos años más tarde, Frederick W. Bowers, un vendedor que comercializaba con este fallido invento, se enteró de que la empresa tecnológica IBM estaba buscando una forma de empaquetar su ordenador IBM 1401.
Por aquella época, los ordenadores eran mucho más grandes y delicados, y a Bowers se le ocurrió convertir el papel de pared en papel de envolver. Tras probar el invento con IBM, estos quedaron muy satisfechos y se convirtieron en la primera compañía en usar el papel de burbujas para proteger sus paquetes.
Aunque estos dos juegos de Windows son dos de los más jugados de la historia, Microsoft no los creó como videojuegos, sino como herramientas para enseñar a los usuarios.
Antes de los ratones, la compañía tecnológica usaba MS-DOS y Unix, dos sistemas operativos basados en órdenes que había que teclear. Cuando implementaron el ratón, poca gente sabía utilizarlo, y estos dos juegos nacieron para aprender a usar este elemento.
La NASA necesitaba un aparato para recoger las piedras de la Luna sin que los astronautas tuvieran que agacharse, ya que sus trajes no eran elásticos. Para desarrollar esta idea, contactaron con la compañía Black & Decker y esta les fabricó un aspirador de mano inalámbrico. Este invento acabó comercializándose en 1979 para la limpieza del hogar.
Este producto se empleaba en 1818 como método de castigo para los reclusos en las cárceles. Asimismo, en algunos colegios también usaban la cinta de correr para castigar a los alumnos.
No obstante, ya en el siglo XX, cuando se puso de moda el fitness, empezó a utilizarse en los gimnasios e incluso en los propios hogares como manera de hacer deporte.
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