Limpiar la cocina es un trabajo muy tedioso que a pocos nos gusta hacer, pero que no queda más remedio cada ciertos meses. Y no solo se trata de pasarle el trapo a los muebles o el atrapapolvo a las encimeras sino que va mucho más allá. Cuando cocinamos, la suciedad y la grasa de nuestros platos se acumula en la campana extractora, concretamente en la rejilla, algo que resulta complicado de limpiar y que muchas veces acaba por oxidarse. Pero hay un truco infalible que no te llevará mucho tiempo y con el que no te mancharás, utilizando dos cosas que siempre tenemos a mano en la cocina: agua y bicarbonato.
Por ello, te damos las tres herramientas y pasos clave para limpiar las tres partes fundamentales de la campana: el interior, el exterior y tanto la rejilla como el interior del motor. Unos consejos que te ayudarán a mantener reluciente una herramienta fundamental en el proceso de cocinar y que solemos dejar para cuando la suciedad se hace más que evidente. ¡Craso error!
Antes de nada, lo que debemos limpiar es la rejilla del extractor y, para ello, lo primero que tenemos que hacer es buscar un desengrasante para acero inoxidable y aplicarlo en la parte interior de la campana. El primer paso es retirar los filtros antes de aplicar una buena capa de desengrasante y dejarlo actuar durante varios minutos. Una vez lo hayamos dejado reposar, pasamos un trapo o un estropajo por la zona. Un proceso que deberemos repetir en varias ocasiones para que quede completamente limpio.
Igual de importante es la parte de dentro como la de fuera. En esta ocasión, igual que en el siguiente paso tendremos que hacerlo con el extractor encendido, ahora debemos apagarlo. De nuevo, tomamos un producto específico de acero inoxidable y cubrimos gran parte con ello. Igual que con la parte interior, dejamos que repose varios minutos y, con un trapo, damos en la misma dirección que con el producto.
Una vez ha quedado claro cómo limpiar la parte de la rejilla, debemos pasar a la parte de dentro del motor, la cual podemos limpiar sin siquiera tener que tocarlo, y podemos hacerlo con uno de los utensilios que tenemos más a mano precisamente en la cocina. Podemos coger dos ollas y ponerlas a hervir agua con bicarbonato de sodio. De esa manera, los propios vapores entraran por dentro del extractor si lo encendemos. Debemos mantener al menos durante una hora este procedimiento hasta que comience a caer la grasa desde las campanas.
Pasada la hora debemos apagar el fuego y retirar las ollas. Eso sí, debemos tener cuidado de cubrir la placa o los fuegos con papel absorbente para que no se impregnen de la suciedad que cae del extractor. Tampoco debemos olvidarnos de pasar una bayeta húmeda e, incluso, usar un cepillo con la mezcla de bicarbonato y agua en las zonas que haya quedado más suciedad.
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