Eres consciente de que los electrodomésticos (en su mayoría) no se limpian solos y que de vez en cuando hay que darles un pequeño repaso. Pese a ello, parece que siempre son los gran olvidados y solo te acuerdas cuando están verdaderamente sucios.
Eso mismo pasa con los filtros de la mampara de la cocina, que esperas a ver las gotitas de grasa sobre la vitrocerámica para darte cuenta de que ha llegado la hora de limpiarla.
No es solo cuestión de limpieza. El buen mantenimiento de la campana extractora de humos es fundamental para su correcto funcionamiento: te libran de humos, extraen el vapor de la cocción e impiden que los olores permanezcan sobre la comida, mezclándose y arruinando su sabor.
Por tanto, si no está limpia, la grasa de la comida no se absorbe y eso da pie a olores y humo que se expanden por toda la cocina o incluso por el resto de la casa si se trata de una cocina abierta.
Retira los filtros antigrasa (suele ser muy fácil extraer estas mallas) y mételas por completo en un barreño con una mezcla de agua caliente, bicarbonato y unas gotas de vinagre o zumo de limón. También puedes utilizar unas gotas de producto quitagrasas si lo prefieres.
Deja los filtros reposar unos 20 minutos para que la grasa de ablande y después simplemente pásalos bajo el grifo con agua caliente y frótalos de nuevo con agua y jabón usando un estropajo o un cepillo para eliminar toda la suciedad acumulada.
Antes de volver a colocar los filtros, es muy importante que los hayas dejado escurrir y estén totalmente secos.
Si las limpias una o dos veces al mes, no es necesario que sea un proceso tan en profundidad. Para un sencillo mantenimiento cada 2 semanas, y si tus filtros son aptos para el lavavajillas, puedes meterlos dentro siempre y cuando no tengan mucha grasa acumulada.
Una vez colocados, no te olvides de darle un repaso al exterior de la mampara.
Evita productos que dañen la superficie. Lo ideal es usar un paño húmedo con agua y un poco de bicarbonato, que después hay que secar.
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