Hace casi un año, los ecuatorianos no imaginaban que la rutina que llevaban viviría un constante cambio por los efectos de una enfermedad que se veía lejana, el COVID-19.
Sin embargo, el impacto negativo en la salud y economía generaron hábitos de prevención de la enfermedad, como la higiene, que va más allá de la limpieza con escoba y que se realiza con desinfectantes y en muchos casos con vapor. Por ello es importante conocer la diferencia entre limpieza y desinfección.
EL UNIVERSO consultó a empresas especializadas en esas dos actividades que ayudan a prevenir problemas de salud en hogares, empresas, sitios de concurrencia públicos, etc.
“La limpieza es eliminar la suciedad de las superficies, probablemente de gérmenes que pueden haber en la parte superficial. La desinfección es mucho más profunda y mucho más específica, para matar virus, bacterias, hongos, esporas, etc.”, explica Raúl Muñoz, gerente de Rubasa S. A. Para este último fin se usan productos químicos que en sus especificaciones se detalla su forma de uso y recomendaciones para evitar problemas de salud.
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En los meses más difíciles de la pandemia, que en la actualidad registra casi 300.000 casos confirmados de COVID-19, según el Ministerio de Salud Pública (MSP), muchos hogares implementaron métodos de limpieza y desinfección de productos, ropa, calzado, objetos, baños, etc.
Uno de esos hábitos es la desinfección del calzado con una bandeja de acero o de plástico con un químico que, según las empresas consultadas, se debe de realizar solo si es necesario ingresar con los zapatos al hogar, ya que lo único que se desinfecta es la suela.
“La manera más sencilla es ingresar sin zapatos a la casa, evitará llevar la contaminación de la calle a su casa, eso debería ser un hábito, puede ocupar un solo par de zapatos para ir a la calle y dejarlos siempre afuera o en la entrada de su casa, retirarse y guardar en una zapatera”, sugiere María Emilia Sarmiento, gerenta del área Administrativa y Calidad de Limpieza S. A.
De ser necesario, estas bandejas deben de ser sanitizadas tres veces por semana, para evitar acumulación de suciedad y para renovar el químico que por su exposición con el ambiente pierde efectividad.
Nathaly Ortiz, asesora Homie, otra compañía del ramo, coincide con Sarmiento y añade que las familias deben “tener un lugar fijo donde se puedan cambiar de ropa y desinfectar el calzado, que sea lo más cerca posible de la entrada”.
Todavía un sinnúmero de familias viven el drama de mantener internado a parientes en hospitales por el nuevo coronavirus, por lo que tienen que acudir físicamente a esos sitios. Según el MSP, hay más de 1.300 personas hospitalizadas por COVID-19, con corte al 11 de marzo pasado. Ortiz enfatiza que las personas que visiten casas de salud deben “despojarse de toda la ropa utilizada (pantalones, sacos, camisetas, entre otros) en el exterior de las áreas comunes de la casa y, de ser necesario, desinfectar el calzado con cloro, alcohol o amonio de quinta generación”, con el uso de prendas de protección como guantes, mascarilla y visores.
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Sobre el uso de amonio cuaternario, químicos consultados recomiendan usarlo con dichas prendas de seguridad para que no haya contacto con la piel, ya que puede producir efectos adversos con el tiempo.
En el interior de la casa hay varios puntos considerados por los expertos como críticos: la cocina, la sala y los baños, sobre todo, aquel destinado para las visitas, tanto por su alta circulación de personas, humedad, temperatura y el factor relacionado con la exposición de las manos.
Alexander Orellana, propietario de Limpalbet S. A. sugiere el uso de equipos de vapor, que en el mercado cuestan entre $ 50 y $ 500.
“Los baños de visita se pueden desinfectar con un equipo vaporizador que no es muy caro. Es certificado científicamente que combate el COVID-19 y otros microorganismos por su grado de calor. Es sumamente caliente, es lo preferible”, destaca Orellana, quien también refiere las alternativas tradicionales de desinfección basadas en químicos.
“Si no nos da el dinero, usar cloro, desinfectantes con atomizador y un trapo limpio”.
María Emilia Sarmiento, gerenta del área Administrativa y Calidad de Limpieza S. A., aconseja utilizar diferentes microfibras, trapos o esponjas de acuerdo con el lugar por limpiar: “No puede limpiar un inodoro y con los mismos instrumentos el lavabo porque se produce contaminación cruzada, es importante que diferencie los instrumentos por colores, en el mercado venden packs de colores, puede escoger uno por cada uso que le vaya a dar”.
Ella también advierte que es importante no mezclar productos químicos, ya que puede ocasionar una intoxicación. Por ello se recomienda leer las instrucciones o etiquetas.
Por la salud de su familia conozca qué mezclas se deben evitar cuando se usen productos de limpieza
Por dónde empezar la limpieza de baños
Empiece por el lavabo y ducha, y termine en el inodoro. En este último, la limpieza interna y externa es importante, sugieren los especialistas.
Adicional a esto, se deben desinfectar otros puntos de contacto frecuente: llaves de agua, interruptor, chapa de la puerta. “Cuando usted ingresa a un baño abre la puerta, prende la luz y abre el grifo de agua con las manos sucias, por eso es muy importante aplicar un desinfectante todo el tiempo en estos puntos”, añade Sarmiento.
La desinfección se debe realizar cada vez que se ocupe el baño. Ahí debe destinarse un surtidor de toallas de papel para el secado de manos.
Por otro lado, Raúl Muñoz, gerente de Rubasa S. A., sugiere a las familias cambiar de desinfectantes cada seis meses para evitar que los microorganismos adquieran resistencia.
“Yo tengo esa política particular en mi casa. Cada cierto tiempo le cambio de desinfectante, le pongo cloro, trato de diluir cloro en agua para limpiar el piso, después puedo utilizar el desinfectante”, comenta. (I)
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