Si hay algo que a muchos nos pone de los nervios es la limpieza de nuestra cristalería. Copas, fuentes o vasos con alguna huella, con restos de cal o una mínima pizca de polvo. De modo que prestamos especial atención a su cuidado para que luzca brillante cuando tenemos visita en casa.
Limpiar vasos o copas y que queden perfectos es muy fácil. Estos pasos puedes aplicarlos también cuando el cristal comienza a verse nublado. Ya sea porque vas a darles uso próximamente o porque quieres exponerlas en alguna vitrina o guardarlas, estos consejos te vendrán bien.
Para poder limpiar la cristalería en casa no necesitas productos mágicos ni nada extraño. Tan solo debes contar con los siguientes elementos:
Para comenzar la limpieza, llena uno de los barreños con agua templada y un par de gotas de jabón para los platos. En él deberás introducir cada pieza de tu cristalería con suavidad, sobre todo si son copas de cristal muy fino. En este caso, hazlo cogiendo la copa del pie e introduciéndola tumbada. Con la esponja repasa los bordes, el interior y el exterior para eliminar la suciedad.
En un segundo barreño, añade una parte de vinagre blanco por cada ocho de agua tibia. En esta mezcla, introduce las copas después de pasarlas por el agua jabonosa.
Y por último, aclara cada pieza de la cristalería en el fregadero, bajo un chorro de agua caliente suave para asegurarte de que no quedan restos del vinagre.
Debes seguir estos pasos teniendo mucho cuidado, ya que con el agua y el jabón la cristalería podría escurrirse de tus manos y romperse.
Para secar la cristalería, puedes colocar un paño de cocina sobre la encimera e ir colocando sobre él cada pieza de cristalería o bien en el escurreplatos.
Con un paño de tela seco, toma cada una de ellas y termina de secarlo y repasarlo para que quede todo reluciente. Es importante que escojas paños que no suelten pelusa tras mojarse, porque entonces el proceso de limpieza anterior no servirá para nada. Y recuerda que, cuando ya esté muy húmedo, debes cambiarlo por uno seco.
Existen paños y gamuzas especialmente pensados para la cristalería, de modo que puedes hacerte con uno para este tipo de limpiezas.
Mucha gente no es capaz de confiar el cuidado y la limpieza de la cristalería a su lavavajillas hasta que lo prueba. No importa si son copas muy delicadas o finas, el truco está en colocarlas bien espaciadas en la bandeja superior del lavavajillas. Así evitaremos que puedan golpearse y romperse.
Si tu lavavajillas cuenta con un ciclo especialmente diseñado para la limpieza de la cristalería y las copas, no dudes en usarlo siguiendo las recomendaciones del fabricante.
En caso de que tu modelo no cuente con él, puedes dejar despejada la bandeja inferior y colocar en ella un cuenco pequeño con vinagre blanco (no más de 200 ml). Sitúa en la bandeja superior toda la cristalería. Selecciona el ciclo de aclarado y verás cómo las copas salen impolutas. E importante: abre la puerta del lavavajillas cuando finalice para que salga todo el vapor.
En ambos casos debes contar con un lavavajillas cuidado y limpio. Si hay restos de comida o suciedad en su interior o bien en el filtro, la limpieza no quedará igual.
Para que los arañazos poco profundos o pequeños de la cristalería desaparezcan como por arte de magia solo necesitas pasta de dientes.
Pon un poquito en un paño suave y frota con él el arañazo. Después, retira la pasta con un paño húmedo y aclara la copa con agua tibia. Verás como el arañazo se ve mucho menos o incluso ha desaparecido.
Es muy normal que las piezas de cristal comiencen a verse blanquecinas o "nubladas". Esto se debe sobre todo a la cal del agua o a una limpieza deficiente.
Para recuperar el brillo de la cristalería, puedes empapar un trapo suave con un par de cucharadas de vinagre y frotar con él estas manchas. Recuerda escoger un trapo o paño que no suelte esa molesta pelusilla.
Aclara cada copa, vaso, etc. bajo el grifo con agua caliente para retirar el vinagre y seca con un paño. Notarás la diferencia al primer vistazo.
Si los invitados están a punto de llegar o sencillamente no quieres complicarte con barreños, pon una cacerola mediana con agua y deja que hierva. Coloca sobre el vapor que comience a salir cada copa, sujetándola por el pie, y deja que el vapor la "bañe" por dentro y por fuera.
Después, con papel de cocina o un paño seco, repasa la copa. Las manchas, restos de cal y la suciedad habrán desaparecido.
Una vez hayamos realizado el proceso de limpieza que más nos guste, llega el momento de guardar la cristalería. No es baladí, ya que uno de los detalles más importantes para que nuestras copas o cualquier pieza de cristalería dure impoluta más tiempo es el modo en el que la guardamos.
Es esencial que protejamos todas las piezas del polvo y la suciedad. Si contamos con una vitrina o expositor, debe estar cerrado. Si tiene iluminación, esta debe ser suave. Y si evitamos que la luz del sol les de directamente, estaremos ayudando a conservar su brillo.
En caso de no tener una vitrina cerrada, lo mejor es guardar las copas en la misma caja en las que las adquirimos. Guárdala en el interior de un armario, sin colocar peso encima y procurando que no sea difícil sacarla cuando las necesites, ya que una mala maniobra puede hacer que la caja caiga o resbale, dañando el contenido.
A partir de ahora, limpiar vasos te resultará más fácil pero, sobre todo, gratificante cuando las veas limpias y relucientes sobre tu mesa.
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