Precalentar el horno a 220ºC, con aire, si tiene. Forrar con papel de hornear una bandeja grande, si se prefiere limpiar menos. Cortar el brócoli separando los floretes en porciones no mucho más grandes de un bocado, dejando parte de los tallos y conservando el tronco central.
Es difícil sacar floretes idénticos, pero incluso positivo que tengamos porciones de distinto tamaño para obtener diferentes puntos de cocción. Los floretes más grandes habrá que cortarlos por la mitad, atravedando su tallo.
Para el tronco, cortar la parte más externa y dura hasta que se vea más blanco y tierno, no fibroso. Cortar en bastones de un bocado. Lavar todo bien con agua, con suavidad, y escurrir y secar con un paño limpio.
Extender en una sola capa en la bandeja, rociar con un chorro generoso de aceite de oliva y salpimentar. Añadir los dientes de ajo pelados enteros, cortados por la mitad o laminados gruesos, según se prefiera dar más o menos sabor. Para ahorrar tiempo se puede aderezar con ajo en polvo. Remover bien con las manos.
Hornear 15 minutos; si el horno no es muy homogéneo, girar la bandeja a mitad del tiempo. Sacar y retirar las piezas más pequeñas que estarán ya más que hechas. Voltear los más grandes y volver a hornear unos 5 minutos, bajando la potencia a 200ºC.
Aliñar nada más salir del horno con el zumo de medio limón y servir con ralladura de la otra mitad; añadir parmesano rallado si se desea y más pimienta negra.
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