Entre los hábitos de vida consciente y comprometida medioambientalmente se suele priorizar el tipo de alimentación, la moda y el transporte, pero en las pequeñas rutinas domésticas queda mucho por hacer. Las cifras son reveladoras: cerca del 17% del agua que usa una casa se lo lleva la lavadora y casi la mitad de la huella ecológica asociada a la ropa tiene que ver con el lavado.
La lavadora fue un invento revolucionario. Pero, después de la nevera y el televisor, es el electrodoméstico que más energía consume en casa. Si al gasto en agua y electricidad le sumamos la contaminación que comporta el uso de detergentes convencionales y el desprendimiento de microfibras de los tejidos sintéticos, el coste medioambiental de cada lavadora que ponemos es enorme.
Con estos 11 consejos puedes revisar tu colada para hacerla más sostenible. De este modo cuidarás también de tu piel y de tu salud a la vez que reduces tu huella ecológica:
Una corriente del ecoactivismo defiende reducir el uso de la lavadora para consumir menos agua y alargar la vida de las prendas. Consideran que lavamos demasiado la ropa, incluso después de haberla usado una sola vez, y que la mayoría de prendas no necesitan ser lavadas, sino que basta con airearlas, cepillarlas o eliminar las manchas puntuales.
Cuanto más se respeten las necesidades de cada prenda, mejor para su cuidado y conservación. Lee bien las etiquetas y respeta las temperaturas recomendadas para lavar y secar. Comprueba también los bolsillos antes de poner la lavadora para evitar que pañuelos de papel, monedas, caramelos u otros objetos olvidados puedan obstruir el filtro o dañar el tambor.
Excepto en ciertos trabajos que ensucian mucho o con niños pequeños, la mayoría de las coladas familiares son de ropa puesta en pocas ocasiones y poco sucia. Se lava bien en agua fría y lavados cortos. Esto ahorra energía y recursos, pues el 80% del consumo eléctrico de la lavadora es para calentar agua.
Fosfatos, derivados del petróleo, microperlas plásticas, perfumes sintéticos… Los detergentes convencionales son un cóctel de compuestos químicos que pueden irritar la piel, producir alergias o actuar como disruptores endocrinos. Además, son dañinos para los ecosistemas.
Elige detergentes naturales con certificación eco sin esos problemas. Para reducir el uso de envases, opta por envases grandes que duren más tiempo, marcas a granel, nueces de lavado o el DIY: elabora tus propios detergentes caseros.
No es algo del pasado. Se degrada enseguida en la naturaleza, es eficaz, respeta tu salud y es sencillo de hacer en casa (o puedes elaborar con él muchos productos de limpieza). No todo sirve porque algunos pueden contener grasa animal, aceite de palma de producción insostenible o perfumes sintéticos.
El jabón de Marsella o de Castilla es hipoalergénico y muy suave para la piel. Se puede usar tanto para lavar a mano frotando la pastilla húmeda en la ropa como disolviéndolo en agua caliente para la lavadora.
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Ni la lavadora ni los detergentes son implacables contra las manchas, y a veces se necesita frotar. También aquí apostaremos por productos naturales y un pelín de paciencia.Pon la ropa sucia en remojo con agua caliente y percarbonato de sodio, o frota antes de lavar con jabón o un quitamanchas casero.
Estos tres productos naturales (el vinagre debe ser blanco) son eficaces y todoterreno: con ellos puedes elaborar tu propio suavizante, quitamanchas y blanqueador. Y, además, cuidan la lavadora.
La aspereza al lavar ropa se suele deber más a la cal del agua que a los productos usados. El bicarbonato cumple una función antical y ayuda tanto a suavizar ligeramente la ropa como a mantener la lavadora. Para una suavidad extra, agrega un vaso de vinagre blanco en el cubo del suavizante; además descalcifica y no deja olor.
Con la idea de ahorrar, tendemos a sobrecargar la lavadora, pero esto impide a la ropa moverse libremente en el tambor, con lo que se lava peor y se arruga más. Lo ideal es que entre la ropa y la parte superior del tambor quede al menos una mano libre.
Con sencillos gestos podemos limpiar la lavadora y mantenerla en buen estado:
El sol y el calor natural secan la ropa, la airean y a la vez higienizan las fibras. En muchos casos puedes evitar la secadora y ahorrar mucha energía. Siempre que sea posible, tiende al sol. Unabuena técnica de colgar y doblar la ropa te evitará tener que planchar de más.
Es menos sostenible que el sol, pero si el clima es muy lluvioso elige una secadora de máxima eficiencia energética (etiqueta A+++). Son más caras pero vale la pena. Úsala a plena carga y solo cuando sea necesario.
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El mercado ha evolucionado mucho y ofrece cada vez más calidad, capacidad y eficiencia energética. Elegiremos según nuestro presupuesto y necesidades.
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